Marta y Miguel vinieron una tarde a mi antiguo estudio para conocerme y ver mi trabajo. Cuando terminábamos, me dijeron que querían que fuera yo el que captase un día tan importante, no quisieron visitar a más fotógrafos y se pusieron totalmente a mi disposición.

No podía hacer otra cosa que corresponder a la confianza depositada en mi de la mejor forma que se hacer. La verdad es que fue un día en el que todo salió redondo, desde muy prontito fuimos a casa de Miguel, sus padres habían hecho un super desayuno que, desgraciadamente no probé porque yo acababa de tomar mi café con galletas de la mañana. Todo fue rodado, terminado de vestir el novio, fuimos a casa de Marta, una casa preciosa. Ya la estaban peinando, la luz que entraba en su habitación era ideal para captar los momentos, así que me puse manos a la obra.

Cuando llegamos a la iglesia, una capilla preciosa con unas vistas espectaculares de la costa sur de la isla, en lo alto de Tabaiba (Machado, El Rosario) ya eran las 12:00 am, hora de la ceremonia y los nervios habituales ya estaban a flor de piel.

Como decía, todo fue rodado, la celebración se hizo en la finca El Sosiego, en La Esperanza, propiedad de la familia. La organización estuvo a cargo de Grupo Jesús Rodrígues, que nunca dejan de sorprenderme, su profesionalidad y buen hacer están más que demostrados y las manos prodigiosas de Lucas Gamonal, que dieron buena cuenta de la carne de res que se cría en la propia finca.

Después de un inmenso buffet de postres, actuó Ni un pelo de tonto, y hasta los camareros estuvieron bailando, lo dieron todo como siempre y tras un mínimo descanso, Carlos Valentín se encargó de animar hasta altas horas de la madrugada a los invitados.

Por mi parte no me queda más que agradecer a Marta y Miguel (y a sus respectivas familias) el trato recibido tanto durante el día de la boda como en anteriores y posteriores fechas.

Les dejo un cachito del trabajo de ese día.

Un abrazo.